Bañeras exentas: funcionalidad y autocuidado

Pocas cosas más reparadores y gratificantes que sumergirse en agua.

Las bañeras han sido tradicionalmente lugares de tranquilidad, purificación y desconexión dentro del hogar. Surgidas en la antigüedad, la bañera siempre ha estado asociada a la sanación de cuerpo y alma.

Breve historia de la bañera

Nuestros cuartos de baño son un invento de la Revolución Industrial. En el siglo XVIII, las ideas ilustradas contribuyeron a la popularizaron de las bañeras tal y como las conocemos en la actualidad. Hacía finales de siglo XIX, la bañera, siempre exenta, se conectó a la red de agua corriente convirtiéndose en un elemento fijo. Con la modernidad, llegaron las primeras bañeras empotradas y también los platos de ducha que, impulsados por la funcionalidad y la reducción del tamaño de las viviendas, fueron ganando terreno en las casas de la segunda mitad del siglo XX.

Foto de la bañera exenta Tub en acabado amarillo. Bañera exenta en forma cuadrada de la marca Nic Design. Singular

NIC Design — Bañera exenta Tub

Líneas puras

Ahora, las bañeras exentas vuelven a ser tendencia. Antídotos ante una realidad frenética, las firmas de decoración las adaptan a las necesidades y gustos del presente: ni necesariamente grandes, ni necesariamente retro. Por un lado, bañeras minimalistas con siluetas rectangulares como las propuestas por Galassia. Para muestra, el modelo Quadra, confeccionado en acrílico, un material duradero y resistente, y que remite a líneas puras y futuristas.

Esta corriente convive con otra en la que se plantean formas ovaladas y más orgánicas, y que es posible encontrar en marcas como la propia Galassia, Cielo, que ofrece una bañera con acabados con efecto piedra o madera, o Rexa y su modelo Dip, pensado para una inmersión total.

Foto de la bañera exenta Dip en acabado blanco en un ambiente de baño. Bañera exenta de la marca Rexa. Singular

Cielo — Soluciones únicas

Reinventar el ofuro

Por otra parte, y poniendo distancia con los tradicionales diseños barrocos europeos —bañeras grandes y con patas a lo Maria Antonieta— los fabricantes actuales de sanitarios miran a oriente —referencia en lo que a cuidado personal se refiere—, y buscan actualizar el ofuro, la tradicional bañera japonesa, con forma redondeada y más alta, y que remite a un tanque de agua. Dicha fórmula, de dimensiones más reducidas, permiten incluir bañeras en baños pequeños.

La marca Hidrobox cuenta en su catálogo con el modelo Space, que en su versión más reducida nos remite a los antiguos hogares del país del sol naciente pero con texturas lisas y acabados en blanco. También el modelo Tub de Nic Design, una versión cuadrada del ofuro y disponible en varios y vibrantes colores, y que facilita incluir una bañera y aprovechar al máximo el espacio del baño.

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